Seguimos configurando nuestro armario.

Siempre he pensado que no hay mejor fuente de conocimiento que el propio análisis y reflexión que uno mismo puede hacer. Lo que hoy os voy a contar quizás lo hemos hablado y reflexionado en multitud de ocasiones en el Foro , pero me apetecía compartir algunas de las conclusiones que he ido sacando de un tiempo a esta parte.

Cuando comencé a interesarme de verdad por el mundo de la moda pensaba, como todos hemos pensado en algún momento, que cuánta más cantidad de ropa hubiese en mi armario más opciones y posibilidades tendría para vestir. Es entonces cuando comenzamos a acumular prendas, accesorios y complementos de forma casi descontrolada. Pero llega aquel día en el que, con nuestros armarios a rebosar, nos sorprendemos repitiendo una y otra vez esa frase de…

«No sé qué ponerme»

En mi caso, en cuanto fuí verdaderamente consciente de estas palabras, observando cómo, aunque quisiera, no disponía de espacio para incluir una prenda más en toda mi casa, sentí que algo había estado haciendo mal durante todo este tiempo. Empecé a observar a mi alrededor, traté de descifrar cómo había llegado a aquella situación casi sin darme cuenta. Me resultaba tan paradójico y a la vez absurdo disponer de centenares de prendas y accesorios en mi armario y comprobar una y otra vez el trabajo que me suponía combinarlas, que no llegaba a comprender inicialmente dónde estaba el error.

Como ya expliqué en el artículo sobre Las 5 claves para vestir mejor, debemos dejar de comprar por looks concretos, y pensar  en configurar un armario en conjunto. Cada vez que incorporemos una nueva prenda o accesorio debemos analizar qué lugar ocupará en nuestro armario y si su inclusión nos proporcionará más posibilidades o únicamente una variación más.

¿Algunos trucos?

Lo fácil sería elaborar una lista de las prendas básicas con las que debe contar nuestra colección, pero lo cierto es que puede variar mucho en función de nuestro estilo de vida, entorno, tipo de trabajo, etc. Por lo tanto no me centraré en esto, mejor deduzcamoslo juntos: ¿Cuál es nuestro objetivo? Tener el mayor número de combinaciones/looks con el menor número de prendas posibles. 

Prendas Básicas:

Para conseguir nuestro objetivo fijado lo ideal sería incluir como base prendas que combinen con todo o con la mayoría del resto del armario. Es decir, si pensamos en pantalones, lo lógico sería contar como mínimo con uno azul, gris, marrón o beige. Tanto de verano como de invierno. ¿Podríamo incluir un pantalón verde o rojo? ¡Claro! Pero esto ya formaría parte de las prendas capricho, que veremos más adelante.

Por tanto, una prenda básica es aquella que incorporada a tu armario aumenta las posibilidades del mismo, dándonos más combinaciones. Así que parece lógico pensar que cuantas más prendas básicas incluyamos en cada sección de nuestro armario, más posibilidades tendrá este. Pero, alguno se preguntará ¿Vestiré siempre igual? No, para nada. Es más, una prenda básica tiene otra gran virtud y es que al ser más discreta, podrás hacer uso de ella con mayor frecuencia sin que ello suponga un inconveniente. Pero veámoslo mejor con un ejemplo:

Puedes ponerte en una misma semana una chaqueta gris dos veces o incluso tres, cambiando el resto de elementos, y probablemente nadie reparará en ello. Sin embargo, prueba a ponerte esa chaqueta verde de cuadros que tienes en el armario y verás como más de uno hace alusión a «lo mucho que te debe gustar esa chaqueta».

Por otro lado, quien viste basado en básicos puede jugar mucho más con los accesorios y complementos, o incluso otras prendas, y de esta forma diferenciar sus looks. Podemos vestir toda una semana en distintas combinaciones de azul y gris con trajes o chaquetas y pantalones sueltos, y hacerlos variar escogiendo camisas, corbatas, pañuelos o zapatos diferentes. Una vez más estaremos multiplicando las posibilidades de esas prendas básicas.

Prendas Capricho:

¿Qué sería de esta vida sin algo de riesgo controlado? Las prendas capricho deben formar parte también de nuestro armario. Pero ¡ojo! Siempre en mayor proporción que el resto. No podemos basar nuestro armario en prendas capricho, porque volveremos a cometer el error de tener mucho y ponernos poco.

Pero… ¿Qué es una prenda capricho? Es aquella que incorporamos en nuestro armario a sabiendas de que nos aportará combinaciones muy concretas. Y subrayo esas palabras claves que lo cambian todo. Y es que debemos ser conscientes en todo momento que una prenda capricho es precisamente eso: Un capricho. Algo que no tendríamos porqué necesitar pero que aún así decidimos adquirir. Por ello, no caigamos en el error en el que la industria quiere meternos cada año, haciéndonos pensar que esa americana morada es todo un «must have» que todos debemos tener en el armario. Si te gusta ¡Cómprala! Pero nunca dejes de ser consciente de sus posibilidades (limitadas).

Las prendas capricho deben estar en nuestro armario para darnos ese punto de extravagancia o distinción del que todos debemos disfrutar en alguna ocasión. Cada uno puede hacer lo que le plazca con su forma de vestir, pero hacerlo con combinaciones de estampados al límite y un constante colorido, puede ser divertido de forma esporádica pero no para hacerlo a diario. No obstante, al igual que con el tiempo forjamos nuestra personalidad, también deberíamos pulir y crear nuestro estilo personal. Y una vez más el análisis y reflexión internos nos ayudarán a sacar las mejores conclusiones al respecto.

¿Cuáles deberían ser esas conclusiones?

Para crear nuestro propio estilo, esa introspección personal debería dar como fruto una serie de información a tener en cuenta para la configuración de nuestro armario. Algunas de ellas podrían ser las siguientes:

  • Tonalidades y colores favorecedores según nuestro color de piel, pelo y gustos personales.
  • Tipos de hechuras con las que más cómodos y atractivos nos encontremos.
  • Configuraciones de elementos y detalles que favorezcan a nuestra figura o nos otorguen un sello personal (Cuello, solapas, bolsillos, bajos…).
  • Forma de llevar las prendas y sus complementos.

La clave de todo esto está en la observación, pero no sólo propia sino también de nuestro alrededor. Nos será de gran ayuda observar con detenimiento las combinaciones de aquellos que consideramos referentes en el vestir y analizar detalladamente cada uno de los aspectos por los que creemos que realmente merecen la pena. Todo esto puede ser muy clarificador o, mejor aún, incluso puede generar nuevas dudas y reflexiones en nuestro interior. Compartiéndolas y resolviéndolas con otros compañeros darán como resultado un nuevo aprendizaje personal, que ya no olvidaremos jamás.

¡Seguimos con la semana!

 

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