Tener cierto feeling con el sastre es algo necesario, y casi me atrevería a decir que imprescindible para garantizar un encargo satisfactorio en Sastrería. Por suerte, en mi caso con Arnau desde el primer momento creo que nos entendimos bien. Él, hasta el momento, está sabiendo captar todas mis percepciones, preferencias y peculiaridades. Y yo creo que he sido capaz de darle rienda suelta a ciertos aspectos, dejándome aconsejar por su experiencia. Como el propio Arnau dice, un encargo es fruto de los dos, sastre y cliente, y no puedo estar más de acuerdo.
Llevábamos tiempo para cuadrar agendas y poder acercarme de nuevo a Barcelona con el objetivo de seguir el desarrollo de este encargo. Aunque reconozco que ha sido más por mi culpa, ya que cabe destacar que esta primera prueba que realiza Arnau es sustancialmente diferente a las que estamos acostumbrados a ver en otras sastrerías artesanales, pudiéndola tener lista en poco más que una semana o incluso pocos días. Y es que si acostumbramos a ver esta primera prueba con delanteros con entretelas ya picadas, solapas prácticamente cortadas, e incluso plastrones ya puestos. En el caso de Arnau, esta prueba está preparada para montar únicamente con la entretela, pinzas, costados y hombros hilvanados, pero todo totalmente suelto todavía. Ello exige una forma de corte previa diferente y una preparación distinta. A priori puede parecer una prueba menos avanzada, e incluso menos útil para el sastre. Pero tal y como Arnau me explicó, resulta ser todo lo contrario.
Tras esta prueba, él toma informaciones suficiente como para dejar la chaqueta prácticamente hecha a falta del montado de mangas en la segunda prueba y ojales. Y es que aquí se define el escote, la altura del cuello, los hombros, el cruce, la forma y ancho de solapas, la altura del primer botón, el largo y forma de delanteros, etc.
No sabría decir si es un método mejor o peor que el tradicional al que estamos acostumbrados, simplemente parece una forma distinta de trabajar un mismo proceso. Ya que el número de pruebas al fin y al cabo parece el mismo, aunque si es verdad que da la sensación de que con este método los grandes problemas de la fisonomía del cliente quedan resueltos antes.
Ni que decir tiene que para quien no esté acostumbrado a este tipo de procesos artesanales, en esta prueba verá sobre su cuerpo poco más que unos harapos sin forma aún definida, y requerirá de mucha imaginación para ver su chaqueta sobre esto. Sin embargo, a mí es una de las pruebas que más me gustan. Primero porque ya puedes hacerte a una idea, a grandes rasgos, de cómo quedará la chaqueta en cuanto al paño y ya puedes ir pensando posibles combinaciones, tonalidades y posibilidades de la prenda final. Y segundo porque resulta un perfecto lienzo para, junto el sastre, dibujar aquellos detalles que pretendemos que nuestra chaqueta disponga. ¡Todavía estamos a tiempo para muchas cosas!
Es hora de hablar con el sastre, de hacerle ver nuestros gustos, manías, detalles y preferencias. Es el momento perfecto para decirle, por ejemplo, que nos gustan los cruces bajos, las chaquetas cortas, las solapas grandes, las sisas cortas, los hombros pegados, la cintura marcada…
Arnau es de esos sastres que lo hace fácil. No te impone nada, te da su opinión y te pide la tuya, te explica cualquier discrepancia entre ambos y te deja valorar decisiones con tranquilidad. Esto para mí es muy importante, porque sólo así se garantiza que tanto sastre como cliente estén a gusto y contentos con el resultado. Aquí no se trata de convencer uno al otro con cada aspecto, sino de llegar a un punto de equilibrio entre el deseo del cliente de plasmar su idea en la prenda y la experiencia del sastre a la hora de realizarla.
Os pondré un ejemplo. Cuando Arnau estaba revisando y ajustando la espalda de mi chaqueta, le hice saber que por lo general me gusta sentir la prenda, no tirar a demasiado estrecha pero sí sentirla en determinados puntos. Él me comentó que era más partidario de dejar la espalda caer de forma natural y no hacer la forma en la cintura. Me acordé de este detalle en mis tebas y me pareció interesante probar esto en una americana, así que me dejé llevar por su idea, ya que si que es cierto que al disponer de caderas anchas y trasero prominente es común que algunas de mis chaquetas acaben desbocándose del bajo, por lo que siempre viene bien probar soluciones diferentes.
Si os fijáis bien en determinadas imágenes, podréis llegar a imaginar por momentos un posible resultado final para esta chaqueta con los esbozos que podemos ver en jaboncillo y a través de hilvanes y alfileres, y se antoja genial el desenlace. Sin embargo, hay muchas aspectos que todavía no podemos hacernos idea, como por ejemplo la solapa Hassan que tantas ganas tengo de ver terminada.
Se puede apreciar también mucho mejor el color de lo que podrá ser la chaqueta final y he de decir que me encanta. Me resultó en directo muy combinable y polivalente. Una gran alternativa al azul marino.
Otra cosa que debo destacar de Arnau, y que me gusta, es la atención que presta en todo momento a la prenda. A pesar de estar hablando contigo de cualquier tema por dispar que sea, él está pendiente de si el bajo de la espalda está en línea con el de los delanteros, o si uno de ellos está ladeado respecto al otro.
Ves que se hace responsable máximo del resultado de la prenda, y esto reconforta a cualquier usuario de sastrería. Te da la seguridad de que lleva todo bajo control.
En definitiva esto me demuestra que cuando crees haber conocido ya mucho sobre el mundo de la sastrería, siempre puedes sorprenderte con algo nuevo. Y la verdad es que la experiencia con Arnau Aguilar en Barcelona está resultando francamente enriquecedora y muy interesante. Ya estoy expectante por conocer el avance en la siguiente prueba, donde ya sí que veremos muchos detalles terminados y podremos hacernos una idea más real de esta polivalente americana.