Si de algo me alegro cada día es de la oportunidad que me brinda dedicarme a SinAbrochar y poder conocer gente realmente extraordinaria, no solo en su trabajo sino también en lo personal. Y entre ellas está, sin dudarlo, Antonio García Enrile.
No se trata del fácil recurso de la adulación gratuita y exagerada centrada en el protagonista. Parece que fuera ayer cuando, hace algo más de tres años, me puse en contacto con Antonio para realizar una visita y reportaje de su taller. Desde aquel día Antonio no ha hecho más que demostrarme su amabilidad, apoyo y amistad. Suena típico, pero así ha sido. Sus consejos, charlas y reflexiones me han ayudado mucho durante este tiempo.
El mismo día que le conocí no pude evitar encargarle un cinturón de piel alomado, que tras esos tres años y mucho uso sigue en un estado inmejorable, del que os hablé ya en este artículo. Un año después pudimos ver su trabajo en forma de carteras en este otro reportaje. Y en Instagram os mostré en su día una correa que me hizo a medida para uno de mis relojes.
Tenía muchas ganas de que llegara este día, pero entre que Enrile estuvo durante un tiempo muy saturado de trabajo y que yo tampoco terminaba de buscar una excusa para dar el paso, han ido pasando todo este tiempo. Pero por fín puedo decir que está en marcha mi primer zapato Made to Order de Enrile. Y hoy os contaré cómo empezó todo hace un par de semanas.
Aprovechando mi escapada a Sevilla para la visita a fábrica de Fernández y Roche –¡si no has visto el artículo no sé que estás haciendo!– una vez acabada decidí llamar a Antonio y pasarme tranquilamente por allí para comenzar a gestar lo que ya habíamos estado comentando por teléfono.
Tenía claro que mis primeros zapatos con él fueran algo especial, diferente, pero también polivalentes y útiles. La idea era conseguir un zapato que usar de verdad.
Tras ponernos un poco al día en lo personal, decidimos pasar manos a la obra y comenzamos a hablar de pieles, acabados y detalles. Íbamos a empezar con un zapato Made To Order, pues para lo que andaba buscando era una solución más que suficiente. Además, el sistema MTO de Enrile cuenta además de diferentes hormas con sus correspondiente tallaje completo, con 3 tipos de ancho para cada talla. De esta forma, a menos que nuestro pie tenga alguna complicación poco habitual, lo más probable es que se cubra perfectamente nuestra horma con esta gama. Aun así, el encanto y romanticismo -y ventajas- de poder acceder a un zapato completamente a medida y artesanal es realmente extraordinario.
Sin embargo, el sistema MTO de Enrile cuenta con muchas de estas ventajas, pues la personalización puede ser prácticamente infinita en cuanto a elementos, combinaciones y detalles. Eso sí con el correspondiente incremento en cada caso -pero bastante razonables cada uno de ellos-. Además el abanico de posibilidades en cuanto a pieles también es muy amplio, pudiendo ver allí, en su propio taller,un surtido más que interesante de diferentes pieles y tonalidades.
Otra peculiaridad del zapato que nos ofrece Antonio mediante este proceso es un zapato totalmente empalmillado a mano. Es decir, cosido a mano como si se tratase de un zapato Bespoke. Además vienen de serie con la suela John Rendembach (JR) que según Antonio me comentó son muy flexibles, lo que ayuda a la comodidad final del zapato, pero sin embargo también son tremendamente resistentes al desgaste. Aunque si preferimos podemos elegir una suela de goma de diferentes tipos.
Pero centrémonos en mi encargo. Yo tenía clara una serie de cosas: Derbys en piel con textura y color burdeos. Esas eran mis premisas para este encargo, y lo demás estaba sujeto a los consejos del maestro.
La piel propuesta por Antonio fue la misma que usó para la correa de mi reloj, una piel con micrograno, a la que le daríamos una pátina caoba para conseguir el color que mediante fotos le enseñé. Esta piel, si no entendí mal, lleva un proceso de curtición mixto, al cromo y vegetal, que de serie viene en color natural y que por su naturaleza permite teñirse mediante aplicación de pátinas.
Ya teníamos claro la piel a usar. Ahora sólo faltaban los detalles del diseño, ya que no quería un zapato excesivamente espartano ni exageradamente decorado. Buscaba algo intermedio. Así que decidimos incluir un picado solidario a la costura de la puntera partida. Recordad que se trataban de unos Derby, pero sí, le incluimos una puntera partida.
Me sorprendió poder elegir el diseño exacto del brogueado. Y tras una serie de pruebas elegimos ese que podéis ver en la imagen sobre estas líneas, formado por un triángulo y dos puntos consecutivamente. Enrile se ofreció a hacer sobre la marcha una prueba para hacerme a la idea del resultado final. ¡Sin duda todo un lujo!
Mientras conversábamos Antonio iba trabajando y ultimando cada detalle de la prueba del brogueado. Pero, mucho antes que todo esto, y como habréis podido ver al principio, Antonio había estado tomando nota y realizando un pequeño boceto conceptual del diseño y elementos de mi encargo. Sobre él quedaron anotadas todas las referencias y detalles.
Al echarle un ojo ahora he podido recordar dos detalles que también elegí para este nuevo zapato. El primero se trata de mi petición expresa de que el canto fuera teñido y no al natural, ya que busco en ellos un aire un poco más formal y discreto. El segundo, por sugerencia de Antonio, decidí incluir un ribete en azul marino por toda la costura de la boca. Algo sutil pero que dará un toque diferente al zapato.
En el boceto de arriba también podemos ver que en la parte trasera también hemos incluido un talón partido con orejeras y paralelo a toda su costura también irá un picado idéntico al de la puntera. Un elemento que otorgará algo más de personalidad y empaque al diseño de este zapato.
En el momento de definir la talla Antonio me pidió que me descalzase y que apoyase mi pie sobre una oja en blanco sobre la que tomó el contorno de mi huella y fue anotando hasta tres medidas sino recuerdo mal. Me comentó que no me confundiera, no se trataba de un zapato a medida, pero esa toma de referencias son necesarias para calcular la talla correspondiente a mi pie. No obstante, realizamos una prueba de calce con un par de modelos para ver mis sensaciones con cada horma y talla.
Antonio me explica detalladamente las peculiaridades de cada horma, los detalles morfológicos de mi pie e incluso ciertas anécdotas con el cálculo de tallajes y posterior confort de cada cliente. Algo muy personal y propio de cada persona. Por ejemplo, a mi me gusta sentir el zapato, tirando a apretado. Quizás porque debido a mi prominente empeine la gran mayoría de zapatos hasta ahora siempre me han estado apretados en esta zona, y me he acostumbrado a ello.
Probamos varios zapatos, y en concreto los Noruegos que véis arriba me sientan realmente cómodos. Pude habérmelos llevado puestos ese mismo día. Eso me tranquilizó, parece que habíamos dado con la talla y horma que me correspondía.
Antonio iba contándome, con el claro entusiasmo de quien le apasiona lo que hace, aspectos y elementos de su trabajo sobre cada zapato. El porqué de cada puntada, la razón de cada rebaje en la piel, la justificación de un contrafuerte de mayor tamaño… Infinidad de detalles con los que te das cuenta de que conoce sus zapatos al dedillo, los estudia y mejora cada día. Una constante evolución en su trabajo que define a todo buen artesano. Él no se duerme en su éxito, sino que con humildad reconoce que todavía le queda mucho por aprende. Y eso sólo lo dicen los que de verdad ya saben mucho.
Como pasa con cada encargo especial, me vine con ganas de haber seguido hasta el final, hasta tener dada la última puntada y el último cepillado para recibir mis nuevos zapatos. Pero tendré que esperar, al menos 3 meses, hasta poder ver el resultado final. Eso sí, antes haremos alguna visita al taller y espiaremos los avances, que me consta que a día de hoy ya hay algunos interesantes.