Como casi todo onubense, conozco bien el Algarve portugués. Recuerdo haber ido muchos fines de semana y de viaje con mis padres por todos esos pueblos con encanto del sur de Portugal.
Tavira, Sagres, Olhao, Portimao, Lagos, Faro… Creo que no me queda ninguno de los más conocidos por visitar.
Tras volver de Madrid este pasado Viernes, me hacían falta unos días de descanso y sosiego, por ello decidí ir a un pequeño hotel situado en uno de los pueblos que hacía muchos años que no visitaba: Vilamoura.
Todavía recuerdo cuando el sur de Portugal era una vuelta al pasado cada vez que íbamos por allí hace 15 ó 20 años. Coches antiguos, restaurantes viejos pero con comida exquisita, arquitectura tradicional y casi en ruinas. Todo ello te hacía sentir un par de décadas por detrás con respecto a España.
Sin embargo, el Algarve empezó a crecer, y como la costa sur andaluza emergió de entre sus ruinas para comenzar a nacer sobre la ola de turismo y oferta de ocio. Clubs náuticos, grandes urbanizaciones, complejos hoteleros, campos de Golf…
En esta última década el crecimiento de sus principales poblaciones ha sido abrumador, y entre ellas diría que Albufeira y Vilamoura han despuntado sobre las demás.
En esta ocasión lo que buscábamos era huir del bullicio y refugiarnos en un hotel tranquilo donde disfrutar de la piscina y el descanso. Fue entonces cuando descubrimos por casualidad Parque das Laranjeiras. Un pequeño hotel de tres estrellas situado justo a la entrada de Vilamoura.
La habitación, como podéis ver era francamente acogedora y aunque sin lujos muy agradable, tranquila y bien acomodada.
Pero lo que de verdad me interesaba de este hotel era su piscina. En las fotos me había parecido un poco pequeña y por un momento pensé que tendría que compartirla con varias decenas de alemanes. Pero nada más lejos de la realidad…
El hotel cuenta tan sólo con 23 habitaciones repartidas en 4 plantas. Detalle que se convierte en toda una ventaja en cuanto al uso de sus servicios se refiere. Ya que en ningún momento notas agobios o demasiada gente. Encontrando un lugar tranquilo y perfecto para descansar.
Reconozco que aunque no soy de estar mucho en el agua, prefiero mucho antes una piscina que la playa. No le hago ascos a ninguna de las dos, pero prefiero el cesped y las hamacas a la arena y la toalla.
Además, en esta ocasión había un par de jaimas muy acogedoras y confortables perfectas para tirarte durante horas, mientras lees o simplemente disfrutas del silencio y la tranquilidad.
Arriba podéis ver cuál fue mi asiento favorito de toda la jornada.. Aunque de vez en cuando, para combatir el calor, me remojaba un rato en la tranquila piscina.
El desayuno, tipo buffet libre, me pareció bastante completo y variado, con él cargamos las pilas de la salida nocturna por Albufeira la noche anterior.
Por lo que pude probar durante el fin de semana, me pareció un hotel perfecto para pasar unos días tranquilos y sin ajetreo. Con una relación calidad/precio muy buena y un servicio muy amable y atento.
Sin duda, volveré.
Podéis encontrar más información en su página web:
www.parquedaslaranjeiras.com
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