He de reconoceros que de un tiempo a esta parte me he propuesto subir de nivel en lo que a calzado se refiere. Y no porque no estuviera contento con los modelos que hasta ahora han conformado mi zapatero, sino porque como ocurre en cualquier materia, conforme vas aprendiendo y adentrándote más en ello, el nivel de exigencia se hace cada vez mayor.
En una gama superior encontramos no sólo mejores acabados, materiales y calidad de mano de obra, sino también comenzamos a encontrar más variedad en diseños, hormas y posibilidades. Y una vez que comienzas a tener las cosas más claras, esto es de gran ayuda para conseguir exactamente lo que uno quiere.
Desde que leyera hace ya algunos años el libro Zapatos de Caballero hechos a mano de la editorial Könemann, y descubriese que uno de sus autores era el reputado zapatero húngaro Laszlo Vass, mis ganas por hacerme con uno de sus emblemáticos zapatos ha ido en aumento. Lo cierto es que, ahora que tengo unos, me pregunto porqué he tardado tanto en hacerlo.
Tenía ganas de unos zapatos en color coñac -estos en concreto los denomina la casa como Red Cognac-, era una tonalidad que hasta el momento no terminaba de encajar en mis looks. Sin embargo, a base de ver combinaciones con ellos y sobre todo de darme cuenta de que un alto porcentaje de mis zapatos era demasiado oscuro, decidí que era el momento de incluir unos así. Y no puedo estar más contento con la decisión. Esta tonalidad casa a la perfección con atuendos tanto puramente informales como combinaciones algo más serias. Sin duda sé que les sacaré un gran partido.
Siempre he tenido claro que las hormas alargadas y puntiagudas no me van ni con mi estilo ni con mi pequeño y ancho pie. Mis preferencias siempre se han decantado por las formas redondeadas y punteras achatadas. Pero cuando descubrí este zapato en la web de Vass-Shoes el flechazo fue instantáneo. La horma New Peter o Peter Two (P2) me pareció muy equilibrada, con una puntera muy redondeada en todas sus formas, pero sin ser excesivamente echatada en su longitud. Otra cosa que también hizo que me decantara por este modelo fue ver en las fotos de su web cómo se aprecia un diseño de empeine holgado y creciente, y eso en mi caso me venía a la perfección. Tras consultar algunas dudas y corroborar estas impresiones confirmé mi elección.
Ya hemos hablado de la tonalidad de la piel pero el tacto y aspecto en directo es excepcional. En este caso estamos ante un Calf sin apenas grando y con un aspecto liso e impoluto precioso. La arruga natural que aparece al comenzar a darle uso le otorga personalidad y vida a la piel. El suave olor que desprende es un claro indicio de calidad.
La casa llama a este diseño o estilo Alt Wien, para designar a este modelo de Derby full-brogue. La ejecución del brogueado y todos los detalles es pulcra. Cualquiera diría que están completamente realizados a mano, de principio a fin. El nivel de calidad es realmente sorprendente. El cosido oculto de la suela, el pintado de la misma, la costura del cerco, y un largo etcétera de aspectos que nos demuestran porqué estos zapatos gozan de fama mundial entre los aficionados a la zapatería.
El calce de su horma, al menos en mi caso, es extraordinario. Como si de un guante se tratase mi pie queda convenientemente sujeto pero a la vez cómodo y sin zonas molestas, incluso desde la primera puesta.
Su suela de aspecto natural, a excepción de los bordes pintados, procede de John Rendembach, que supongo que a estas alturas no habrá que explicar que son los fabricantes de suela más reputados dentro del sector. 23 puntillas de latón fijan el tacón a la suela, consiguiendo no sólo un detalle estético muy interesante sino una fijación eficaz y duradera.
Sólo queda que descubráis por vosotros mismos los detalles a través de las siguientes fotografías.
Sólo os digo una cosa, no serán mis últimos Vass, de eso podéis estar seguros.
Ah, y este modelo está en oferta ahora en la web: link