Recuerdo de siempre mi pasión por Porsche, pero creo que hubo un punto de inflexión en mi vida allá por el año 1995, cuando a la edad de 11 años fui al cine a ver la película Dos Policías Rebeldes (Bad Boys) de Will Smith, que ya por entonces formaba parte de mi arsenal de ídolos de juventud.
Quien recuerde esta película sabrá que aparece un precioso Porsche 911 Turbo 3.6 (964) conducido por los protagonistas.
Aquellas imágenes, sonidos, persecuciones y detalles los tengo grabados en mi mente desde aquel día.
A partir de entonces mi percepción de estos coches cambió por completo. Y me gustaría poder decir que hasta que no me hice con uno no paré, pero aún estamos en ello, y como suelen decir en el mundillo «Nunca es demasiado tarde para tu primer Porsche».
La pasión hacia estos coches no es solo provocada por su potencia y prestaciones mecánicas, sino más aún por su estética inusual, sus curvas extremas e impropias de un vehículo de cuatro ruedas.
Su marcado perfil dibujado por esos singulares faros circulares, y sus anchas caderas que hacen las veces de paso de rueda son solo un par de detalles que hacen de estos coches verdaderas obras de arte del diseño moderno.
Un Porsche «vintage» no se tiene, se disfruta! Y es verdad que un «coche de competición tiene averías de competición», Por ello, no debemos pensar en los Porsche de los 90 como los coches más fiables y seguros de su época, porque ciertamente no los eran. Pero… ¿a quién le gustan las cosas fáciles y sin encanto?
Tampoco podemos pensar en estos coches como el vehículo práctico de diario, porque no lo será. Sin embargo, sí será aquella máquina que nos produzca un estremecedor desenfreno de adrenalina cuando notemos nuestra espalda pegada al asiento con el leve tacto del acelerador, mientras sentimos que perdemos todo el control del tren trasero con el mundo girando a nuestro alrededor ajeno al festín de sensaciones que recorren nuestro cuerpo.
Hoy día en el diseño de coches todo parece guiarse por unos estándares, y excepto contadas ocasiones nada parece destacar sobre los demás. Porsche, allá por estos años 90, cuando lo usual eran las lineas rectas y afiladas, parece que su máxima era totalmente contraria! Ya que nos es complicado encontrar una linea totalmente recta en el diseño de estos coches. Esto nos transmite cierta sensualidad subliminal que hace que, seamos o no aficionados de la marca, cuando estamos frente a uno de estos coches no podamos más que soltar un suspiro de admiración frente al imponente estilo.
Otro Porschista! Me encanta, es mi coche favorito de lejos, en cuanto pueda tendré un 964. Como curiosidad decir que un tío mio tuvo varios (un 914 y 2 964) y creo que eso fue lo que me marco, lo que me hizo adorar esa marca, el montar de pequeñito crearon en mí una huella de sensaciones que ningún otro coche ha hecho, es más, los nuevos han perdido la esencia que tenían los clásicos, digamos que son más descafeinados, máquinas perfectas eso sí, pero les falta ese silbido (atenuado en los nuevos, montad en uno antiguo y lo identificareis mejor) del motor boxer, algunas vibraciones, olores, etc… que los situaba en un punto intermedio entre lo espartano y rudo que eran los ferraris de antaño y la opulencia de las berlinas británicas.En fin que me podría tirar horas y horas hablando de este coche… Te dejo un curioso vídeo que hizo un tipo para vender su Porsche, me encanta! http://vimeo.com/24351599
Hay sensaciones que efectivamente te marcan para siempre..
Estoy contigo en que los Porsches de ahora son más descafeinados, más refinados y menos "brutos". Eso tiene sus ventajas, claro está, pero también les hace perder parte de su esencia primitiva.
Me ha encantado el video! Una manera curiosa de poner a la venta su Porsche!
Saludos y gracias por el comentario.