En los úlitmos años es indudable que hemos avanzado en España a pasos agigantados en el mundo de la Moda clásica masculina. Desde mi punto de vista, el culto por vestir bien y saber hacerlo está creciendo. Y esto es algo muy positivo.
Sin embargo, seguimos siendo en general una sociedad demasiado crítica, incluso con nosotros mismos, y demasiado pendiente de lo que opinan los demás, dejando incluso de lado lo que de verdad nos apetece.
Es por ello que aquí a la gente todavía le cuesta tomar confianza con algunos elementos del vestir. Y entre ellos se encuentra el uso del pañuelo de bolsillo.
Aunque el uso del pañuelo como elemento del vestir data desde la Roma precristiana, lo que conocemos hoy día como pañuelo de bolsillo, pochette o pocket square, fue impuesto como elemento decorativo de las chaquetas por Sir George Bryan Brummell, asesor de moda del Rey Jorge IV de Inglaterra.
Yo desde que comencé a usar el pañuelo, ahora cada vez que me pongo una chaqueta hasta que no lo pongo me veo raro. Es un complemento más que nos aporta otro toque de contraste.
Si es verdad que si la gente no está acostumbrada tenderá a llamarle la atención e incluso a atreverse a comentarte, pero conforme vayas incluyéndolo en tu rutina comprobarás que la gente se habitua a él tanto como tu.
Existen muchas formas de ponerse un pañuelo, pero yo generalmente suelo usar sólo tres, que son las que podemos ver en la primera imagen de este artículo, y que os mostraré a continuación con más detalle.
En las tres imágenes de arriba, como decía, podemos ver las tres formas de doblar el pañuelo dentro del bolsillo que yo más uso.
El primer caso es el que más uso, ya que suelo hacerlo bastante rápido y con solo un par de retoques suele quedar bien. Además es más desenfadado, aunque tiene como inconveniente que es quizás más llamativo.
La segunda opción la uso menos, pero me decanto con ella cuando el pañuelo es de dimensiones más grandes a las habituales (33×33 cm) o cuando el bolsillos es más pequeño.
El último caso es el más discreto y paradójicamente últimamente no me decanto por esta opción demasiado. Me parece más apto para eventos o ceremónias en las que queremos dar nuestro toque con el pañuelo pero no queremos que tome demasiado protagonismo.
Mucha gente en el Foro comenta que no llevan pañuelos para trabajar por evitar la mofa o incluso la envidia y el etiquetado por parte de compañeros o superiores. En parte les entiendo, pero… ¿Qué sería del mundo sin los valientes? Tampoco es que estemos llevando un sombrero cordobés, ¿no?
Os invito a que poco a poco vayáis introduciendo el pañuelo en vuestro vestuario. Si queréis id empezando en vuestros días ociosos y os vais curtiendo con los comentarios de los que os rodean, y cuando ya estéis acostumbrados vais alternando también en el trabajo.
Para empezar lo mejor es usar un doblado discreto como el que os he mostrado en el pañuelo blanco y rojo. Con esa opción podremos ir acostumbrándonos bien y prácticamente no se notará.
Si vais a comprar vuestro primer pañuelo os aconsejo que sea blanco y de lino o algodón, preferiblemente con ribeteado en algún tono polivalente.
Y bueno, hasta aquí por hoy con los consejos sobre el mundo del pañuelo.
¡Seguimos con el Miércoles!