En realidad el diseño de interior no difiere demasiado de la forma de vestir. En este sector generamente también es válida, desde mi punto de vista, la máxima de menos es más.
A veces caemos en el error de recargar nuestro vestuario con muchos elementos, contrastes y colores. Dando un resultado, en la mayoría de las veces, demasiado artificial, llegando incluso a anteponer nuestra comodidad a nuestra imagen.
En la decoración de nuestro hogar a veces cometemos los mismos errores, en pro de conseguir un espacio acogedor y hogareño. Y no nos damos cuenta de que podemos encontrar el diseño tras un hogar práctico y habitable.
Espacios libres de obstáculos innecesarios y decoraciones superfluas es lo que debemos buscar para conseguir un hogar agradable a la vista y al uso.
¿De qué sirve tener un tremendo jarrón de porcelana china con brotes secos de bambú a cada lado del sofá? Para nada! No es mejor tener un revistero de piel, con un alojamiento para los mandos de la televisión y el disco multimedia…
Personalmente me gustan mucho los tonos naturales… Maderas, pieles, y algún contraste moderno es lo que más me llama la atención. Al igual que cuando vestimos, la búsqueda de contrastes no sólo en los colores sino también en las texturas y materiales es muy importante. Porque conseguimos resultados muy agradables sin caer en lo excesivo.
No es fácil, eh! El ser humano, por naturaleza, cuando decide decorar o decorarse tiende irremediablemente a tratar de hacer uso de todo a la vez. Es algo que nos sale de forma natural a la mayoría y contra lo que hay que luchar.
¿Cómo conseguirlo?
Igual que recomiendo a todo aquel que me pregunta sobre ropa que revise fotos y coja ideas de unos y de otros, en esta materia ocurre lo mismo… Debemos educar a nuestro sentido decorativo observando muchas, muchísimas fotos de rincones que nos transmitan lo que buscamos.
Alguno pensará que con dinero todo se puede conseguir, y que esas casas que vemos en las fotos requerirán de una gran inversión. Y os diré lo que siempre digo al respecto…
La diferencia entre hacer las cosas mal y hacerlas bien está en las ganas que ponemos al hacerlas.
En la gran mayoría de ocasiones no supone un desembolso notable el optar por una u otra solución. Es más, este tipo de decoración minimalista y funcional suele conllevar menos elementos en su composición y por lo tanto realmente el número de objetos a comprar es menor.
Evidentemente cada uno decora su casa y se viste como quiere, pero como desde aquí siempre he tratado de daros el razonamiento lógico de porqué seguir esta filosofía, os diré que decantarnos por una configuración de nuestro hogar como la que vemos en estas fotografías no es sólo una solución más agradable, sencilla, y moderna sino que además es más práctica y funcional.
¿Por qué?
Al contar con una distribución más desahogada tendremos más espacio para movernos, y realmente disfrutaremos de nuestra casa sin miedo a caer una cosa u otra. Podremos disfrutar de niños y animales sin problema, en la mayoría de los casos. Y lo que es mejor, también será mucho más fácil de ordenar, limpiar y adaptar a nuestras necesidades cotidianas.
Como veis, son muchas las ventajas -además de la estética- que podemos encontrar en una decoración sencilla y minimalista.
¿Dónde?
Para los que les gusta poner nombre a las cosas, deciros que lo que hoy trato de explicar aquí lo encontramos en parte de la humanización de la construcción que promulga el diseño Escandinavo o la instrumentación y minimalismo que nos demuestra la corriente Bauhaus. Ambas filosofías del diseño muy en voga en los últimos años, pero que tienen su origen hace ya varias décadas. Algo que nos demuestra que todo vuelve y que lo que fue bueno en su día puede serlo ahora.
Una vez más la analogía con el mundo de la moda no puede ser más clara: Lo sencillo, natural y práctico nunca falla, ni ahora ni nunca.
Espero que os haya gustado este pequeño giro en la temática…