Hace unos meses contactó conmigo Agustín García, actual sastre de la Sastrería Serna. Y si bien me encanta que se pongan en contacto conmigo nuevas -y viejas- sastrerías, aún me gusta más comprobar que quien lo hace es una persona joven.
A poco que comienzas a investigar un poco sobre el mundo de la Sastrería, descubres con inevitable desilusión que los grandes y antológicos sastres poco a poco se jubilan, o siguen en el oficio pero con un manifiesto desdén hacia los Blogs y las nuevas tecnologías. Por ello encontrar a alguien con ilusiones renovadas y que se dedique a este sector, y más de la forma más artesanal posible, es realmente algo casi anecdótico.
¿Quién es Agustín García?
Aunque la respuesta a esta pregunta la encontramos en su Blog, Agustín comienza a aprender el oficio con tan sólo 18 años bajo el mecenazgo de Cecilio Serna, uno de los pocos sastres reconocidos que quedan vivos en Madrid. Hoy día con tan sólo 33 años es el propietario y sucesor de la Sastrería Serna.
Nada más hablar con él te das cuenta que por un lado tiene las ganas e ilusión de un joven treintañero, pero por otro conserva la mesura y sabiduría de un experto sastre -más propios de alguien que pudiera doblarle la edad-. Aunque él se confiesa aún como un profesional con mucho que aprender, humildad que no suele ser habitual en estas lides.
La filosofía de la Sastrería Serna es quizás poco habitual hoy dia en España. Ya que ellos defienden a ultranza y de forma exclusiva la confección totalmente artesanal de todos su productos. Sin duda es una postura que les alejará de muchos bolsillos, pero por otro lado me parece admirable -y muy loable- la visión de estos señores.
Algo en lo que me fijo mucho, aunque no suelo hacer mención de ello, es en la concordancia de la persona que representa a un establecimiento o marca, con la filosofía de ésta. En el caso de Sastrería Serna vs Agustín García, no puede ser más palpable y evidente esa coherencia. Nada más había que fijarse en el atuendo de Agustín con su impecable traje de tres piezas con hombros con coronas pronunciadas, chaleco cruzado, y solapas amplias y redondeadas, para darnos cuenta de que estamos ante un sastre clásico pero con cierto punto actual e incluso diría que atrevido.
Y así es la filosofía que percibí de este establecimiento: Clásico, artesanal, incluso señorial y exclusivo, pero con tan sólo unos minutos de charla ya sentía que podrían hacer cualquier encargo que les pidiese. Y creedme que esa sensación de seguridad no se encuentra fácilmente. Aunque reconozco que hablo sólo por impresiones y sensaciones, no con pruebas que lo corroboren. Pero precisamente conseguir transmitir eso, sin ni siquiera haber visto casi ninguna prenda lo veo harto complico.
Sobre estas líneas vemos el que juraría que es el traje que portaba Agustín el día de mi visita.
Aunque no se hacen eco de ello, si les visitamos comprobaremos que han tenido -y tienen- clientes ilustres y de mucho renombre, algo que sin duda dice mucho de su trabajo.
Hablando de visitarles, si lo hacéis no esperéis un establecimiento a pie de calle con escaparates, ya que están situados en un piso muy cerca del metro Rubén Darío. Ese concepto de Showroom, que ahora vuelven a hacer resurgir algunos, pero que ellos ya usaban desde hace años.
Como nota curiosa decir que esta Sastrería hacía, y hace, los uniformes militares a aquellos que así lo solicitaban y sobre todo en aquellos tiempos en los que un uniforme se llevaba con orgullo no casi como un estigma, parafraseando a Cecilio Serna.
En mi caso, me he quedado con ganas de conocer más sobre ellos, pero estoy seguro de que en un futuro no muy lejano podremos conocer más sobre su trabajo. Además, Agustín se ha registrado en el Foro y esperemos que pueda participar de vez en cuando y compartir con nosotros parte de su conocimiento.
¡Seguimos con el Miércoles!