Jornada con Lexus en el Circuito Ascari.

En SinAbrochar no hablamos de ese lujo como mera ostentación sin sentido, es algo en lo que simplemente no creemos. Sin embargo, cuando detrás existe una tradición y savoir faire constatables, la cosa cambia.

Tuve el placer de recibir la invitación de Lexus para asistir a la presentación de algunos de sus nuevos modelos, entre ellos su gama LC, ello me trasladó durante dos días a Málaga, junto a un nutrido grupo de periodistas del motor y el lifestyle .

Uno es feliz con lo que tiene hasta que prueba algo mejor.

Esto no pretende ser un artículo específico sobre un coche, porque ni es el medio adecuado ni yo soy experto en la materia. Pero como aficionado al mundo del motor he de decir que Lexus en general y su gama deportiva en particular me sorprendió gratamente. El LC500 es un vehículo que auna tradición, vanguardia y tecnología sobre un halo de deportividad elegante y sofisticada. Y no nos sorprende teniendo en cuenta que la marca nipona no sólo fue pionera en la comercialización de  vehículos híbridos, sino que hoy día toda su gama cuenta con esta tecnología. Esto nos demuestra que esta casa de tan sólo 28 años de antiguedad ha sabido erigirse como una de las punteras tanto en diseño como tecnología.

Si el RCF, que véis bajo estas líneas, ya me pareció impresionante la primera vez que lo vi y conduje, el LC500 era como hacer un viaje al futuro. Su estética es más propia de un concept-car que de un vehículo de calle. Su morro afilado con parrilla en forma de doble flecha, sus ópticas achatadas y de gran tamaño, esas entradas de aire, la forma de apertura de los pomos de sus puertas, esas grandes llantas que contrastan con un bajo perfil. Y todo ello conviviendo con un coche que en muchos otros aspectos resulta práctico y cotidiano.

Un superdeportivo que lo es por fuera pero que parece que deja de serlo por dentro.

Tuve oportunidad, como os digo, de probar las versiones tanto gasolina (LC500) como híbridas (LC500h) y a pesar de contar la primera con un motor V8 5.0 litros y 477 cv, y la segunda con un motor híbrido v6 3.5 litros y 359 cv totales, la respuesta de ambos era brutal, resultando ser coches muy progresivos, dosificables pero radicales cuando la situación y nuestras ganas así lo requerían.

Era una delicia ver actuar esas cajas de cambio automáticas de 10 velocidades subiendo vueltas a cada pisada fuerte de acelerador, como también era fantástico escuchar el rugido de sus escapes al reducir marchas cuando nos aproximábamos a una curva.

El LC resultó ser un deportivo que impone por su aspecto, sin ser extravagante, pero que en marcha resulta muy fácil y asequible de conducir para cualquier persona.

También tuvimos la oportunidad de probar, esto ya en carreteras convecionales, tanto un crossover como una berlina, ambos con motorización híbrida. Y si bien no era mi primera vez al volante de este tipo de tecnologías, si que reconozco una vez más mi sorpresa por la respuesta ofrecida por ambos modelos.

Podríamos decir que el único que me quedó por probar fue este… Con todo y con eso la experiencia fue realmente interesante y divertida, además de poder permitirme compartir algunas horas con compañeros de profesión como Javier Ollero del Blog  Rayas y Cuadros, con el que hace tiempo que no coincidía.

¡Hasta la próxima!

Y recordad conducir con precaución.

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