El hombro que nunca quisimos.

Como ya os he contado, si algo hice durante el pasado Pitti Uomo fue observar, analizar y aprender de todo lo que se cruzó en mi camino. Y a base de analizar constantemente a los grandes de esta industria me fui dando cuenta de que muchos incluían un detalle común en sus chaquetas incluso correspondiendo a diferentes sastrerías. Fue entonces cuando comprendí que quizás había estado equivocado en la forma de entender este elemento.

El hombro.

Todos sabemos que es una de las piezas clave para conseguir una buena hechura en nuestras chaquetas, pues al fin y al cabo es uno de los puntos donde descansa inicialmente esta prenda. Sobre él giran otras zonas de suma importancia como son la espalda, la sisa y la manga. De su correcta ejecución y aplomo dependerá, en gran medida, que una chaqueta sea una auténtica ruina o realmente espectacular.

La forma de los hombros, como ya os dejara caer en el último artículo, puede hacer decantar una chaqueta entre más sport o más formal. Puede imprimirle mayor carácter, uniformidad o naturalidad. Esta pieza ha supuesto el punto de distinción para algunos sastres –Lorenzo Cifonelli o Edward Sexton por citar sólo un par de ejemplos-, pero también ha sido uno de los signos de identidad de ciertas épocas -Todos recordaremos esas chaquetas amplias de los años 50 y 60, que resurgieron en los años 80-. No cabe duda, entonces, de que el hombro no sólo es un elemento importante en cuanto a la técnica se refiere, sino también en cuanto a la estética de la prenda final.

En los últimos años se ha hablado mucho de la sastrería napolitana, y cuando hablamos de ésta es inevitable hacer referencia al conocido hombro napolitano -spalla camicia-, que en realidad es mucho más que un hombro con aspecto desaliñado. Requiere una técnica de montado diferente y una disposición concreta de los elementos que dan forma al hombro -hombrera, chorizo y manga-, teniendo como peculiaridad que el montado entre hombro y manga es similar al usado en camisería -de ahí el nombre de spalla camicia-.

Pero hoy no nos centraremos en este tipo de hombro, sino en esa otra variante que he ido observando de un tiempo a esta parte.

Todo surgió a raíz de mi última chaqueta encargada a Sastrería Alles. Desde el primer momento en calzarme esta chaqueta noté un feeling especial con ella. Los hombros resultaron ser cómodos, encajados y favorecedores. Más adelante, con la chaqueta del traje MTM de Sastrería Langa me volvió a ocurrir lo mismo, y fue entonces cuando comencé a tratar de analizar todos los elementos con el fin de poder sacar conclusiones para mis futuras chaquetas -el mundo de la sastrería es una constante evolución-.

¿De qué hombro hablamos?

Desde que comencé a adentrarme en el mundo de la sastrería, siempre tuve claro que quería huir de esos hombros amplios y propensos a la arruga -supongo que como cualquiera-, y mi primer razonamiento era el de ajustar al máximo esta zona, ciñendo y acortando la amplitud de hombro/espalda. Sin embargo, al analizar muchas prendas, tanto por foto como en persona, llegué a la conclusión de que mi planteamiento era totalmente erróneo. Tratando constantemente de conseguir un mestizaje entre el hombro tradicional y el napolitano, sin conseguir el resultado exacto que yo buscaba.

Fijémonos detenidamente en el hombro de la chaqueta que porta Alan SeeThe Armoury– en la imagen sobre estas líneas. He comentado muchas veces que era de las personas que mejor encajaba los hombros en sus chaquetas. Al principio lo achacaba a su físico, pero a base de observar otros casos con diferentes fisionomías pude darme cuenta de que el truco no estaba en el físico sino en la forma de construcción del hombro.

Habitualmente cuando encargamos chaquetas a medida, ya sean made to measure o artesanales, siempre pretendemos que el hombro nos quede ceñido, alejándonos de esa artificial sensación de hombreras anchas y vacías. Según he podido dilucidar, existen principalmente dos formas de solucionar este defecto, que pasaré a explicar a continuación, apoyándome en un gráfico que he preparado para la ocasión.

En estos dos gráficos podemos ver y comparar esas dos formas de ejecución que os comentaba. La más habitual en España suele ser la opción de la izquierda -color naranja- mientras que parece habitual en Italia la opción de la derecha -color amarillo-.

Si nos fijamos bien, ambas están montadas exactamente sobre la misma silueta, por lo que el resultado final en cuanto a hechuras es similar en conjunto. Sin embargo, existen varios matices importantes entre una y otra solución.

En la opción de la izquierda -naranja- vemos cómo la amplitud de hombros es menor y para compensar se debe dar mayor amplitud en la parte alta de la manga para que de esta forma no aparezcan tiranteces. En la opción de la derecha -amarilla- comprobamos como la amplitud de hombros es mucho mayor y para evitar arrugas por exceso de tejido se debe recoger en la parte alta de la manga. Esta última es la opción que os planteaba al comienzo a modo de reflexión, ya que he podido comprobar que tiene ciertos beneficios respecto a la primera opción.

En primer lugar, como podemos ver fácilmente en el gráfico, al ampliar los hombros generamos un desfase respecto al pecho y cintura, exagerando el efecto campana y ganando en sensación de esbeltez, dando apariencia de mayor corpulencia al sujeto, y generando el efecto óptico de menor diámetro de cintura.

En esta solución parece inevitable optar por una construcción ligera en hombros, ya que se basa en la caida natural del mismo, incluso tratando de acusarla aún más. De esta forma conseguimos un efecto de hombros ligeramente caídos, que desde mi punto de vista es también algo más natural y favorecedor. Y una vez más ganamos en sensación de esbeltez entre espalda y cuello.

Arriba podemos ver como Benedikt Fries y Niels HoldorfShibumi– han optado por este tipo de solución en las chaquetas que portan, quizás de forma más exagerada en Benedikt -el de la izquierda-. En las imágenes bajo estas líneas quizás lo apreciemos mejor. Fijaos en dónde queda la línea de la sisa, mucho más alejada de la línea natural del hombro, que hasta ahora nos servía de referencia.

A continuación veremos con más detalle cómo se aprecia esa última curva de caída natural al final del hombro, justo antes de la costura de la sisa. Porque, aunque no lo he comentado, entiendo que esta solución de hombro no sólo exige una variación de las medidas de la manga a la altura del hombro, sino también quizás una modificación de la profundidad de sisa, al variar su posición.

Y para que sigamos comparando, os dejo una imagen de uno de los chicos de Beckett & Robb, que optan en cambio por la otra solución de la que hablábamos, más tradicional, y como podemos apreciar más relajadas de fit.

En breve voy a lanzarme a probar este tipo de hombros para ver si realmente todo aquello que sobre el papel parece cuadrar en realidad es tan positivo como parece. Aunque, como ya os adelantaba, en las prendas MTM de Sastrería Alles y Sastrería Langa ya he notado cierta tendencia a esta solución. Y he de decir que estoy realmente encantado.

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