Panerai. Del mar a la muñeca

Panerai, como marca relojera de prestigio, es distinta a las demás desde sus inicios. No hay más que fijarse en que la gran mayoría de las grandes marcas tienen su origen en Suiza, frente al origen italiano de ésta.


Además, Panerai no nace como una empresa relojera, sino de instrumentos mecánicos de alta precisión. Pero está claro que un reloj puede llegar a ser un gran instrumento de precisión al servicio de la estética y funcionalidad de su poseedor.


La relación de esta marca con la Real Marina Italiana no es ningún secreto para aquel que haya oído hablar de ella. Pero es tal la simbiosis que alrededor de 1890 Panerai se convierte en proveedor oficial de esta división militar, generando grandes avances en cuanto a materiales autoluminosos en la primera década del siglo XX.


Consiguen un compuesto luminoso con sulfato de zinc y bromuro de radio, al que llamarían Radiomir, que daría nombre posteriormente a una serie de modelos, con un diseño de caja un tanto peculiar.


Tan peculiar como el verdadero origen de los relojes Panerai, que debe su existencia a las exigencias del cuerpo especial de comandos de asalto Xª MAS, pues el tiempo y su medición eran factores imprescindibles en sus misiones. Pero debemos de puntualizar que este equipo de asalto era fundamentalmente submarino, por lo que la necesidad de portar relojes totalmente herméticos se convertía en una obligación. 

Es por ello que, tras varios intentos con otras marcas de prestigio, la Real Marina Italiana encarga a Panerai la fabricación de relojes herméticos, resistentes, precisos y con buena visibilidad bajo el agua.


El primer prototipo de reloj fabricado por Panerai data de 1938, el cual montaba una maquinaria Rolex basada en un Ebauche Cortebert, sobre una caja de 47mm y añadiendo el material Radiomir a los índices del dial. Este primer modelo supera con creces todas las pruebas y se adjudica la fabricación de una primera serie de 10 unidades, bajo la referencia de 3646.


Durante los próximos años se fabrican distintas series aplicando mejoras como el calibre Angelus 240 con reserva de marcha de hasta 8 dias, o el característico protector de corona en forma de arco.

 

 
 
 

Pero existe un punto claro de inflexión entre dos etapas esenciales para la historia de la marca, y ese es el año 1993, a partir del cual la marca pasa a pertenecer al grupo Vendôme, y es cuando realmente pasa al mercado civil.


Aparece entonces la reedición de diversos modelos hasta ahora considerados secreto militar, como es el caso de los Luminor, Luminor Marina o Mare Nostrum.


 

 
 

Es en 1997 cuando la marca se expande y empiezan a aparecer relojes en serie con distintas tecnologías desarrolladas, patrocinios y demás estrategias de crecimiento.


Durante esos años hasta el 2005 se lanzan muchos modelos nuevos, como los Submersible, Luminor GMT, Luminor Power Reserve, Radiomir 8 Days, etc. Pero es en este año cuando Panerai presenta su primer calibre manufacturado, el P2002, abriendo así la serie Manifattura. A este calibre le suceden otros y el crecimiento de la firma se ve notablemente aumentado, tanto en prestigio como en volumen.

 

 

Pero el éxito actual de Panerai no solo radica en su buena estrategia de expansión, sino como ocurre en la moda, ha estado gobernado totalmente por el azar. Es conocido por todos los que estamos involucrados de alguna forma en el mundo de la relojería que Paneria tiene muchísimos adeptos. Muchísimos de ellos recogidos en foros de internet o portales en los que comparten una afición común.

 

 
 

Pero me atrevería a decir, que gran parte del éxito de estos relojes, no se debe solo al reloj en sí, sino a un elemento que en ciertas ocasiones tenemos olvidado, la Correa. Son relojes tremendamente camaleónicos que pueden cambiar totalmente de look con solo ponerle uno u otro modelo de correa. Son relojes que veremos poco con brazaletes, que a pesar de existir, en estos modelos han pasado claramente a un segundo plano.

 

 
 

No es extraño ver colecciones de aficionados en las que aparezcan un par de relojes Panerai y media docena de modelos de correas distintos para cada pieza.


 
 

Consciente de ello, la marca sacó hace un par de años un sistema de cambio de correa algo más sencillo que el tradicional, aunque este era bien sencillo, mediante un pasador roscado en punta.


Es por ello que el que compra un Panerai no solo compra un reloj, compra un estilo de vida, una base que cambiará como el ánimo de su dueños, dependiendo de si decides ponerle una correa de cocodrilo marrón o una de piel de vacuno envejecida en tonos claros.

 


Esto es Panerai.


1 comentario en “Panerai. Del mar a la muñeca”

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