Limpiando zapatos con Saphir.

Personalmente, en contra del gusto de muchos caballeros, nunca he sido amante de portar unos zapatos concienzudamente lustrados. Es más, en mi búsqueda de nuevos pares que incluir en mi armario siempre huyo de pieles tratadas de esta forma, quizás de ahí mi gran afición a los zapatos de ante o serraje.

Nuestros zapatos requieren un mantenimiento periódico para que su vida útil sea lo más longeva posible. Y aunque dispongamos de un amplio zapatero y los rotemos mucho en su uso, el tiempo, el polvo y los cambios de temperatura hacen mella en la piel, pudiendo traer consecuencias nefastas.

Había oído maravillas acerca de las cremas de Saphir, pero la verdad es que todavía no había tenido oportunidad de probar ninguna. Pero hace un par de días me acerqué a la boutique de Meermin en Madrid y me hice con un par de botes. En concreto el conocido Renovateur, de aplicación incolora, y la crema Creme 1925 en burdeos.

El zapato en cuestión que quería tratar es un Oxford en calf marrón medio de Lazo y Duque, que aunque no le he dado un uso intensivo, la piel mostraba síntomas de necesitar hidratación y cierto cuidado. A continuación podéis ver el estado previo en el que se encontraban.


Como véis arriba la piel parece algo reseca y presenta ciertas arrugas típicas marcadas de la doblez al andar. Algún que otro leve rozón o arañazo pero nada en principio preocupante.

Así que me pongo manos a la obra y tal y como recomienda Saphir me dispongo a:

1) Limpiar previamente con un paño de algodón.

2) Aplicar una primera capa con el paño por toda la superficie del zapato.

3) Esperar tres minutos.

4) Cepillar y pulir al gusto.

Siguiendo el primer apartado, retiramos el polvo con un paño y posteriormente cepillamos para quitar cualquier resto de suciedad de la superficie a tratar. En este caso ha sido una tarea sencilla porque los zapatos se encontraban tan sólo con cierto polvo superficial.

Como podéis comprobar en la imagen superior que no hay nada mejor como paño que el trozo de una camiseta vieja.

Si os fijáis bien, en efecto, estoy usando la crema burdeos que os mostraba al inicio cuando estos zapatos son marrones. Ha sido un invento que quería probar para ver cómo respondía la piel, y la verdad es que genial, aunque tampoco -como ya me advirtió el dependiente- iba a notar una tonalidad diferente en el zapato, quizás un leve brillo burdeos pero nada más. Podría haber usado el Renovateur para este proceso igualmente.

Seguimos aplicando la crema por toda la superficie, usando en cada aplicación poca cantidad y repartiendo bien por todos sitios. Iremos notando como la piel se nutre se torna en un aspecto mucho más saludable.

En la imagen de abajo vemos la diferencia de la piel con la capa de producto aplicada y comprobamos que el aspecto mejora notablemente. Pero advierto que el acabado no es el definitivo porque todavía tenemos que esperar 3 minutos, cepillar y pulir.

(Nota: El de arriba es el zapato sin crema aplicada y el de abajo es el zapato con la crema ya aplicada.)

A continuación veremos mejor la diferencia. El zapato de la izquierda con la crema totalmente aplicada en su superficie, mientras que el zapato de la izquierda todavía no lo hemos tocado (Ni siquiera para quitarle el polvo)

En la imagen bajo estas líneas ya vemos algo más de avance pues nos encontramos con el zapato de la izquierda en el que ya hemos esperado los 3 minutos y aplicado un primer cepillado y pulido, mientras que el zapato de la derecha simplemente tiene aplicado la crema inicial.

¿Notáis la diferencia, no?

Seguimos con el proceso y terminamos de cepillar y pulir a ambos zapatos. Ponemos los cordones y si lo creemos conveniente pulimos o aplicamos algo más de crema. Este es el resultado casi final…

Decido pulir un poco más, sin excederme porque ya sabéis que no me gusta, y el resultado definitivo es el que véis en la siguiente y última imagen.

¡Zapatos listos para empezar la nueva temporada!

Como resumen decir que mi primera experiencia con Saphir ha sido extraordinaria. Ver a cada paso cómo resucita la piel es una gozada. La textura suave de la crema ayuda mucho a su aplicación y distribución por todos los rincones.

El precio de esta crema es de 10 euros, pero me parece que su calidad es incuestionable. Además, según tengo entendido es la única en usar sólo productos naturales en sus cremas y betunes.

¡Seguimos con el Viernes!

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