Acabados y decoraciones relojeras. (Capítulo I)

Hace algo más de un año tuve oportunidad de visitar el que era el nuevo Lounge de Audemars Piguet en Madrid, un magnífico sitio en el que, con magníficas atenciones, me mostraron algunas de sus más preciadas joyas con todo lujo de detalles.
Aquel día me hicieron entrega, junto con los catálogos vigentes en aquel año, de un magnífico libro titulado Acabados y decoraciones relojes de Alta Relojería. En su día ya lo ojeé con atención y sorpresa, ya que me parecía tan completo y didáctico que lo guardé junto a mi pequeña biblioteca de manuales relojeros, zapateros y sastreros esperando tener algún día tiempo de leerlo con calma.
Hace unos días decidí retomar su lectura, y cual es mi sorpresa cuando descubro que el prólogo comienza con estas palabras:
«Con esta obra queremos generar la toma de conciencia acerca de la existencia de acabados industriales que se venden como artesanales…»
¿A caso no os recuerda esta reflexión a la que nos hemos hecho en otras ocasiones respecto del mundo de la sastrería y confección de prendas en general?
En el libro continua aclarando que en él no se tratará el concepto subjetivo de lujo, sino que se expondrán de forma detallada los elementos, formas y acabados que hacen que un reloj de gama alta tenga un alto valor, ya no sólo económico sino de reconocida artesanía.
El reloj es aquella máquina del tiempo que nos permite conocer de forma autónoma variables relacionadas con la medición del propio tiempo. La historia de esta industria nos revela el afán por la precisión tanto en la medición como en los acabados de la propia máquina. La ingeniería, los avances técnológicos y la inversión en este sector ha propiciado un crecimiento y competencias realmente abrumadores. Sin embargo, detrás de un nuevo reloj o calibre de alta relojería siempre existe un gran trabajo, y en algunos casos un alto componente artesanal.
Con este artículo, dividido en una serie de capítulos, pretendo compartir con vosotros los diferentes acabados y decoraciones que desde Audemars Piguet han explicado de forma precisa en este libro, ya que éste nunca ha estado a la venta, y me parece realmente valiosa toda la información aportada en él.
Los distintos métodos que veremos se aplican tanto en la construcción del calibre interno como en la fabricación de los elementos externos -Caja, brazalete, cierres, bisel, etc-. Y son la la razón por la que un reloj de estas carácterísticas se siente especial en nuestras manos. Conforme evoluciona la industria en general se van aplicando nuevas técnicas y descubrimientos, pero lo que veremos aquí estará basado en décadas de perfeccionamiento y destreza del oficio relojero, de esta forma igual que lo hemos ido haciendo en otras artes, aprenderemos a valorar el valor real que esconden estas pequeñas piezas únicas.
Hoy conoceremos tres procesos o acabados: El achaflanado, los flancos, y el pulido negro. Y finalmente descubriremos el acabado de los agujeros.
El achaflanado
Es el acabado de los cantos gracias al cual en cuanto a practicidad y limpieza se evitan aristas e irregularidades en la intersección de las superficies. Y en cuanto a estética se consiguen reflejos y tridimensionalidad en las piezas acabadas.
El chaflán se realiza siempre a 45 grados y puede aplicarse tanto en superficies rectas como curvas, encontrando especial dificultad en las esquinas redondeadas y las esquinas salientes/entrantes.
Arriba podemos ver un estracto del libro en el que se aprecia chaflanes pulidos y la diferencia entre la pieza en bruto y achaflanada. El chaflán generalmente es pulido para enfatizar los reflejos pero también para evitar la corrosión.
A continuación veremos el detalle de una pieza con chaflán en esquina entrante:
También podemos observar un ejemplo de un chaflán en esquina redondeada:
Por último, un chaflán en esquina saliente:
Algunos de los métodos que la industria ha desarrollado para solucionar este tipo de acabados son la Elaboración Mecánica mediante fresadoras con un pulido posterior mediante métodos químicos o mecánicos. Y el Estampado. Ambos procesos muy rentables en cuanto se refiere a capacidad de manejar grandes volúmenes de piezas pero con ciertas restricciones técnicas, además de la ausencia total de personalización unidad a unidad.
Los métodos artesanales son el Achaflanado con Bruñidor y el Achaflanado con Muela de Madera. Ambos requiren de gran destreza por parte del artesano achaflanador, además de mucho tiempo en el proceso. -Algunas piezas pueden necesitar hasta 10 horas de trabajo-.
Las técnicas manuales de achaflanado no son conocidas por muchos artesanos relojeros. Ya que a pesar de las ligeras nociones que se imparten en las escuelas de relojería, no existe un sistema de aprendizaje para estas técnicas. Son las manufacturas relojeras las que desarrollan formación interna a sus empleados a la antigua usanza, mediante el sistema «maestro-aprendiz», y con mucho tiempo y paciencia.
Más allá del tiempo dedicado, un artesano en este oficio debe tener ciertas cualidades innatas para que su trabajo sea impecable.
Un correcto achaflanado debe contar con las siguientes características:
1) La superficie del ángulo recto debe quedar perfecta y regularmente plana.
2) El ancho del ángulo debe ser constante y las aristas paralelas.
3) El achaflanado no se debe ondular en toda su longitud.
4) No se permiten facetas.
5) La calidad del pulido debe producir gran cantidad de reflejos.
Los Flancos
Los flancos son las partes laterales de cada pieza. Y como cabría esperar el acabado de estos debe ser perfecto porque de ello depende que la calidad de los achaflanados sea la que debe ser.
En Alta Relojería las piezas producidas en pequeñas series suelen elaborarse por fresado o electro-erosión. Estos métodos producen rebabas y marcas antiestéticas que hay que repasar para conseguir un acabado perfecto de los flancos.
En las piezas fabricadas mediante estampación no se presentan estas irregularidades pero igualmente deben ser retocadas.
El limado con maquinaria moderna suele ser suficiente para la relojería de gama media, ya que suelen fabricarse las piezas por estampación y como hemos comentado antes la producción de rebabas es prácticamente nula. Sin embargo, en relojería de alta gama es imprescindible el tratamiento artesanal de los flancos.
Los métodos artesanales requieren de una fase de Preparación en la que se liman las imperfecciones de forma inicial preparando la superficie para un Satinado final mediane las piedras Dégussit o los palillos de madera.
Existe una variación algo más rápida que el método tradicional de lima, que consiste en hacer uso de una muela de diamante o piedra sintética adaptada a un micromotor. Pero como contraparida también exige tener destreza con ello ya que resulta más complicado realizar correcciones por la velocidad de pulido que otorga la máquina.
Un buen flanco debe ser:
1) Liso.
2) Limpio.
3) Sin ondas.
El pulido negro
En la relojería de alta gama las sensaciones transmitidas por los acabados lo son todo. Si bien hasta el momento hemos estado haciendo referencia a detalles y zonas de las piezas menos visibles, en este caso nos referiremos al acabado final de algunas piezas a las que se les pretende dar cierto protagonismo. Para ello se usa el conocido como Pulido negro, que comúnmente conocemos también como Pulido espejo.
Es tal la pulcritud de este acabado que, como podemos imaginar, requiere una vez más de gran destreza y conocimiento de los procedimientos.
Existen dos métodos modernos de preparación para el pulido negro. En primer lugar tenemos los Papeles Abrasivos: Mediante el cual la pieza se adhiere a un soporte y ésta se frota sobre papeles abrasivos cubiertos por una película de óxido de alúmina.
Con este proceso se obtiene un pulido relativamente satisfactorio pero no se alcanza el nivel del pulido negro, ya que las superficies no quedan perfectamente planas. Pero es muy útil como preparación previa al pulido posterior.
El Rodaje: Este proceso mecánico consistente en la colocación de la pieza sobre un soporte de doble giro sobre una superficie en la que se inyecta líquido o pasta abrasiva conforme todo el conjunto gira, produce un brillo final muy bueno, pero tiene como contrapartida que produce un ligero redondeado.
Para paliar los diferentes defectos ocasionados por ambos métodos anteriores se realiza el proceso final con Placa de Zinc. Ello consiste en frotar la pieza embadurnada con pasta de diamante sobre una placa de Zinc de forma manual.
Esta operación es muy delicada y requiere de mucho tiempo. Para que os hagáis una idea, un puente de tourbillon puede necesitar hasta 2 horas de trabajo.
Los acabados de los agujeros
El desbarbado de los agujeros es esencialmente funcional y práctico a la hora del montaje y mantenimiento del calibre. Sin embargo, las casas relojeras de gran prestigio también prestan especial atención a estos elementos que en la mayoría de ocasiones pasan totalmente desapercibidos por su naturaleza oculta una vez montado por completo el reloj.
Existen diferentes formas de terminar los bordes de los agujeros dentro de un reloj:
El Chaflán: Similar a lo que anteriormente hemos hablado, es un pequeño ángulo hecho a mano con una pequeña fresa y generalmente es sencillamente funcional.
La Concavidad: Parte fresada o torneada en un puente o platina, destinada a alojar un tornillo, piñón o clavija.
La Découverte: Chaflán profundo de forma cóncava que sirve para despejar el asiento de una piedra (rubíes).
A continuación veremos abajo a la izquierda un ejemplo de Concavidad y a la derecha otro ejemplo de la Découverte.
Los acabados de los acabados de los agujeros pueden realizarse mediante los métodos modernos de la Alisadura y el Diamantado.
La Alisadura se realiza con un alisador -o escariador-, con una cabeza de alisar o por interpolación circular. El aspecto final puede ser mejorado con un pulido químico o manual.
El Diamantado se realiza para los découverte con una piedra de diamante que permite obtener una superficie de pulido negro, en el oro y metales cobreados (latón, alpaca, etc). Pero para metales ferrosos (Aceros) es necesario usar una fresa hemisférica.
Para los métodos artesanales esencialmente se usan diferentes tipos de fresas:
Fresa Bola: Esta fresa con forma esférica se emplea para desbarbar el borde del agujero en forma de chaflán.
Fresa Cónica: Su uso es muy delicado por su dificultad para centrarla. Se usa para hacer el chaflán en ángulo recto en las concavidades de los tornillos.
Fresa de Ruedecilla: Formada por una pequeña ruedecilla que lleva una pieza circular de rubí (corindón) que sirve para pulir las concavidades consiguiendo acabados pulidos como la fresa de diamante.
Palillos de Madera: Pensados para el brillo final ya que adaptados a un micromotor pueden dar como resultado pulido negro.
Con esto terminamos por hoy este resumen sobre los métodos y diferentes acabados prestados en la más alta relojería, a fin de que sepamos valorar lo que compramos y a pesar de estar dispuesto o no a pagar por ello, que al menos conozcamos con cierta profundidad un poco más sobre este campo.
En la próxima entrega os hablaré de las ruedas y piñones, los tornillos, las clavijas y los pivotes. Dejando para una última entrega los diferentes tipos de decoraciones en relojería.
¡ Seguimos con el Miércoles !






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