El relevo de la Sastrería Española.

A pesar de haber sido bastante crítico en determinadas ocasiones con la Sastrería Española -prueba de ello son artículos como este– me considero un fiel defensor de los profesionales españoles que la componen, al menos de la gran mayoría de los que he podido conocer hasta el momento.

Llevaba tiempo con ganas de escribir acerca de esa nueva generación de Sastres en España. Esos que seguirán el legado de esos grandes maestros que poco a poco van desapareciendo, a pesar de que alguno continúa deleitándonos con su presencia.

En efecto, muchos de ellos no serán tan mediáticos o populares como sus colegas foráneos, probablemente de algunos no hayamos oído hablar jamás, pero he podido constatar la calidad tanto humana como profesional de la gran mayoría de los que aquí hoy mencionaré y puedo decir que estamos ante un relevo generacional que promete dar mucho que hablar.

Por llevar algún orden comenzaré a hablar de aquellos de los que no solemos hacerlo en SinAbrochar, al menos por el momento. El apellido Calvo de Mora supone por sí mismo, y entre los entendidos en estas artes, sinónimo de excelencia y calidad. Además de personalidades de todo el mundo, hemos podido ver sus trabajos al detalle en Blogs de renombre como El Aristócrata de Jose María López-Galiacho o Permanent Style del conocido Simon Crompton.

Manuel Calvo de Mora patriaca de este establecimiento, se graduó en La Confianza como primero de su promoción allá por 1972. Hoy día trabaja codo con codo con sus hijos Alberto y César Calvo de Mora, pertenecientes a esa nueva generación que hoy tratamos aquí. Tal y como he podido constatar, con unas bases serias y rigurosas fijadas por su padre, pero con la mente tan abierta como su cliente se proponga. Afincados en el número 10 de la conocida calle Ayala, Madrid.

Otro sastre, del que seguramente muchos no habréis oído hablar, sito en Bilbao, es Óskar López. Tuve el gusto de conocerle en el Primer Encuentro de Sastrería y Camisería que organizamos desde SinAbrochar. Sus padres, sastres ambos, le enseñan el oficio en el taller familiar, y con tan sólo 24 años pasa a formar parte del equipo de sastrería de una conocida firma de lujo, para terminar de independizarse profesionalmente en 2001.

Mi impresión cuando le conocí fue la de ser un sastre sin complejos y con las ideas muy claras.

Seguimos con otro profesional, este ya un poco más conocido por los lectores de SinAbrochar, por la creación de ese peculiar chaleco que no dejó indiferente a nadie. Daniel Schleissner, licenciado en Económicas, que se incorpora al mundo de la tijera a mediados de los 90, habiéndose formado también en la conocida escuela La Confianza.

En este caso si que he podido comprobar de primera mano la pulcritud y grado de perfección que destila cada prenda en esta sastrería. Con una atención cercana y muy agradable, y un bagaje técnico envidiable.

Creaciones tan espectaculares han salido de su taller como ese precioso abrigo que realizaron para Jose María López-Galiacho.

Lo encontrarás en el número 46 de Monte Esquinza, Madrid.

Otro de los que para mí merecen estar entre ese relevo generacional del que hablamos es Agustín García, al que considero más que un colaborador, un buen amigo.

Al frente de la Sastrería Serna como sastre. Desde que lo conozco -hace ahora dos años- he podido ser testigo de una evolución tremenda, tanto a nivel de imagen y presentación de cara al público, como a un paulatino progreso hacia tendencias más modernas y actuales. Eso, creedme, resulta francamente positivo para un gremio en España que hasta hace no mucho vivía totalmente anclado al pasado.

Personalmente le debo mucho, ya que nuestras conversaciones acerca de detalles y soluciones me han ayudado mucho a conocer más en profundidad todo este mundo.

Su espacio, que como él evoluciona cada día, se encuentra en General Pardiñas, 54, Madrid.

Otro gran profesional, y mejor persona, es Joaquín Fernández Prats. Probablemente el primero en ser considerado por muchos parte de esa nueva generación dentro del gremio. Al frente de la Sastrería Langa, junto con el gran camisero Mariano Arroyo Langa, forman un tandem perfecto entre tradición e innovación difícil de igualar.

La personalidad arrolladora y directa de Joaquín y su experiencia, desde que allá por el año 1982 comenzara de aprendiz de sastrería, hacen que todo parezca sencillo con su ayuda.

Merece la pena visitar su preciosa tienda en Felix Boix, 5, Madrid.

El siguiente para mi en esta pequeña lista es sin duda Paul García de Oteyza, de Sastrería 91. Para muchos puristas no será un sastre artesanal propiamente dicho, pero su formación en La Confianza, y sobre todo su visión tan personal y abierta de este gremio le han abierto las puertas allá donde se ha presentado.

Fue el primero, allá por finales de 2013, que me abrió las puertas de su taller para explicarme con todo lujo de detalles la confección -paso a paso- de la chaqueta que guardaré siempre con un cariño especial.

Junto a su mujer, Caterina, forma indiscutiblemente parte de esa generación de emprendedores dentro de este gremio con la energía y ánimo suficientes para poner el pabellón español en el sitio que le corresponde.

Les encontraremos en la céntrica calle Rodríguez San Pedro, en su número 14, Madrid.

Por último me gustaría citar a una persona a la que conozco poco personalmente -más allá de un par de coincidencias en eventos- pero que también creo que debería estar en este artículo por formar parte de este nuevo movimiento que poco a poco surge, cada cual a su manera, pero todos con la intención de abrirse hueco. Su nombre es Alberto Olego, al frente de la sastrería que lleva su apellido, desde que su padre –Jesús Olego– se instalara primero, en 1962, en Barcelona, y posteriormente, en 1972, definitivamente en Ponferrada.

Lo que he podido ver a través de su trabajo me ha parecido atrevido y con un nivel de detalle y personalidad importante. Al parecer sus prendas no se definen claramente entre artesanal o industrial, sino que también ofrece un interesante mestizaje entre ambas.

Y hasta aquí la lista de estos 8 profesionales, que desde mi punto de vista, darán mucho que hablar en los próximos años. Formando parte de la evolución constante de esta industria artesanal. Unos más clásicos, otros más vanguardistas, unos con paso firme y otros más temerosos, unos más mediáticos y otros más discretos, pero todos caminan hacia adelante, ofreciéndonos cada día lo mejor de ellos y su trabajo. Desde aquí mi reconocimiento y ánimo para que poco a poco vayan consiguiendo demostrar al mundo que la sastrería española puede ofrecer mucho.