Como ya os conté en el capítulo anterior, a veces, un encargo de sastrería puede requerir más paciencia por nuestra parte de lo normal, incluso también por parte del sastre. Sobre todo si el establecimiento en cuestión está localizado en una ciudad distinta a tu residencia, y tu calendario y horarios se complican por momentos.
Lo que hoy os cuento forma parte de mi última visita a Sastrería Blasi, en Barcelona, en el pasado mes de Mayo. En concreto se trata de la última prueba de esta chaqueta sport de invierno que ya os debería sonar de capítulos anteriores.
Si algo me gusta de esta parte de mi trabajo es la oportunidad de conocer a grandes profesionales que atesoran décadas de experiencia y vivencias, grandes personas que se abren a ti y te muestra su visión e ideas no sólo a través de sus prendas. Josep María Blasi es de esas personas carismáticas, que cuentan con gran facilidad para crear una conexión especial con sus clientes. Sin duda alguna es un profesional de otro tiempo, hecho así mismo y con las suficientes tablas como para haber creado su nombre propio en una ciudad tan competitiva como Barcelona. Por ello quiero aprovechar también este artículo para rendir homenaje a este gran sastre, y mejor persona, que sin duda dejará un extraordinario legado a sus espaldas.
Y centrándonos ya en materia, recordemos que esta chaqueta está confeccionada con un tejido invernal del prestigioso fabricante londinense Scabal, y cuenta con un diseño de cuadros superpuestos con base gris claro y tramas en rojo y blanco. Una combinación que para muchos podría resultar arriesgada, pero lo cierto, y como podréis comprobar en las fotos de este reportaje, resulta mucho más versátil de lo que inicialmente parecía. Sin dejar de ser, por supuesto una prenda totalmente capricho, alejada de todo básico de armario.
La experiencia con Blasi es no sólo instructiva y diferente, sino también muy divertida, pues su carácter simpático y afable sale a relucir casi desde el inicio, herramientas innatas que ayudan a que el ambiente sea distendido, relajado y muy cómodo. Algo que resulta esencial en este tipo de procesos. Y es que no olvidemos que la figura del sastre exige hoy día un complicado trinomio profesional entre técnico, tendero y empresario, que no todos saben llevar de la manera correcta en algunas de sus facetas.
En esta tercera prueba, a veces los retoques son menores, y otras veces puede haber algún que otro arreglo más complejo, como era mi caso. Pero… ¡Para eso están estas pruebas! Lo que si pudimos ver ya es el estilo de la prenda, sus acabados y detalles. Recordemos que estamos ante una prenda 100% artesanal. Aunque si tengo que buscar algún fallo sería en el corte, pues reconozco que hubiera preferido un cruce y quiebre de solapa más bajo, pues considero que me favorece mucho más. No obstante, he de decir, por lo visto en otras prendas de la casa, que este parece ser el estilo de corte habitual, y pensándolo bien le da personalidad y distinción dentro de mi armario a esta prenda.
Por otro lado coincidimos en que las mangas tenían demasiado tejido en coronas y eran algo largas, de ahí que veamos alfileres mercando ese exceso en la punta de las coronas. Pero esto no es nada que no estemos a tiempo de retocar sin menor problema.
Los largos de delantero y espalda me parecieron perfectos, ni demasiado largos ni excesivamente cortos. Aunque reconozco que yo habría redondeado un poco más el bajo de los delanteros. Pero no es algo que me incomode en absoluto, la verdad.
Lo que si recuerdo de esta prueba es que la prenda era extremadamente cómoda y «amplia por dentro». La ejecución y limpieza de la espalda me encantó, como podéis ver en estas fotos. Y el tejido, a pesar de ser abrigado, resultaba más ligero y confortable de lo que parecía. Queda pendiente realizar una última prueba que intuyo que acabará en entrega final y pronto pasará a formar parte de mi armario.
Gracias por leer hasta aquí, pronto contaré más sobre esta chaqueta.
