Vestir bien… ¿Por qué no?

Cuando nos reunimos algunos aficionados a la Moda Clásica, como el otro día en la quedada de Madrid, un tema recurrente es la sensación compartida de ser diferente e incluso sentirse en cierta manera desplazado por vestir de una forma determinada.

Algunos, como es mi caso, pensamos que esto es sin duda una ventaja, pero cuando dependes de un entorno -personal o profesional- la cosa puede cambiar y las preferencias a veces deben ser alteradas en pro de la adaptación al medio que nos caracteriza, como seres humanos que somos.

En la sociedad en general, y en España en particular, algunos piensan que vestimos siguiendo ciertas normas clásicas por pretender clasificarnos en un estatus superior. Hecho motivado porque se tiene además la errónea creencia de que vestir clásico es irremediablemente más caro.

Sin embargo, en la mayoría de casos de gente que he ido conociendo gracias al Foro de SinAbrochar, he descubierto que, al igual que me ocurre a mí, muchos visten de forma más o menos elegante por el propio placer que les proporciona hacerlo. Y esa es la verdadera razón por la que debemos hacerlo.

Si te sientes incómodo con una corbata mejor no la uses, si piensas que vestir un traje es análogo a hacerlo en chándal mejor no lo intentes.

Vestir más o menos bien, ya sea dentro de un contexto clásico o más moderno consiste en saber lo que se hace. Me atrevería a decir que, independientemente del poder adquisitivo del individuo, en España viste mal un gran porcetaje de la población masculina por una sencilla razón: Desconocimiento.

El desconocimiento es la fuente de la que salen la mayoría de errores, y en el mundo del vestir no iba a ser diferente.

Está claro que habrá muchos tipos de casos, como aquellos que vemos en la actualidad que visten de forma más o menos clásica porque está de moda. Pero hagamos lo que hagamos debemos llevarlo a cabo con coherencia y conocimiento. Para ello debemos empaparnos bien de conocimientos, observar detenidamente a los demás y estar al día en lo que se cuece en países que nos lleva algo de ventaja (Italia, Reino Unido, Hong Kong, Nueva York..)

Hoy día, gracias a InternetBlogs y Redes Sociales podemos estar al día en casi cualquier materia sin demasiada dificultad.

¡Aprovechémoslo!

Nuestra vestimenta dice de nosotros mucho más de lo que creemos, pero ya no sólo las propias prendas sino la forma que tenemos de llevarlas. Cuidar los detalles, el tallaje y las hechuras denota que nuestra imagen de verdad nos importa y eso es un claro ejemplo de respeto hacia las personas con las que nos relacionamos.

Es triste escuchar como trabajadores de banca o abogados se lamentan por verse obligados a degradar su vestuario escondiendo el pañuelo, o eligiendo colores más discretos para sus corbatas, por el simple hecho de no causar una impresión equivocada a su cliente o sus jefes, que por otro lado manifiestan éstos de esta manera un total desconocimiento de las formas y protocolos que deberían regir la interacción en los negocios.

Por otro lado, otra asociación errónea que se hace por parte de la sociedad, de forma común, es relacionar determinados elementos del vestir clásico con ciertas costumbres sociales. ¿Cuántas veces vistiendo una simple americana de sport nos hemos topado con esos que ponían en duda si teníamos una ceremonia importante ese día? Y ya no me quiero imaginar qué es lo que tenemos que sufrir si ese día nos da por disfrutar de una corbata de punto…

Volvemos una vez más a descubrir una incultura y falta de tradición generalizada por parte de la sociedad respecto al mundo de la vestimenta.

En SinAbrochar uno de los pilares básicos de su filosofía parte de la razón de que la moda clásica masculina puede ser perfectamente compatibles con cualquier tipo de edad, y prácticamente con cualquier contexto social o laboral. Pero para ello si que es verdad que inicialmente -y por desgracia- debemos ser intrépidos y asumir que habrá un periodo de transición en el que soportaremos comentarios y miradas.

No obstante, os recuerdo que “Vestir bien es saber hacerlo para cada momento”.

Respecto al tema económico decir que a día de hoy no es necesario invertir inicialmente cantidades ingentes de dinero para hacernos con un pequeño fondo de armario decente. No obstante, tenemos que tener en cuenta que esto es -y debe ser- una evolución paulatina en la que el aprendizaje es constante. Pretender conseguir un estilo propio -y mejorado- a base de tarjeta de crédito y de forma acelerada obtendrá probablemente como resultado una gran frustración y derroche.

Debemos ser conscientes de nuestro entorno, y vestir en función de él. Pero ojo, esto dista mucho de lo que comentábamos sobre dejarnos avasallar por las circunstancias y actuar incluso en contra de nuestros propios gustos. A menos que sea totalmente irremediable o que nuestro bienestar económico dependa peligrosamente de ello. Es justo aquí donde cobra sentido el consejo de hacer las cosas de forma paciente y ordenada. Ya que si el cambio es progresivo ayudamos a que nuestro entorno poco a poco vaya adaptándose a él.

Si os fijáis en mi tono de redacción comprobaréis que constantemente hago referencia a algo así como “un cambio de vestimenta”. Y es que en España es raro que la población media haya heredado de sus predecesores la cultura y conocimiento sobre la vestimenta, que si tenían muchos de nuestros antepasados. Desgraciadamente las nuevas generaciones toman como referencia antes a la televisión que a sus abuelos, y eso se nota.

Pero tranquilo, nunca es tarde. Y si decidís introduciros en el apasionante mundo de la Moda Clásica Masculina descubriréis que hay mucho por aprender y que conforme vayáis asimilando conceptos sabréis sacarle mucho más partido a vuestro físico e imagen, que recordemos es nuestra primera carta de presentación.

¡Seguimos con el jueves!

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