Disfrutando mis MTO de Enrile.

Hace ya bastante tiempo que publiqué el último capítulo del proceso MTO de mis zapatos de Enrile, y lo cierto es que os debo una disculpa porque esta presentación ha tardado más de lo debido y ha sido por mi culpa. Antonio tenía listos los zapato desde hace meses en su taller, pero entre una cosa y otra no he podido acercarme a por ellos, y no quería que me los enviara, sino recogerlos allí en persona.

Hoy no haré una disección de los acabados, ni siquiera de los detalles de este zapato, todo eso podremos apreciarlo en las fotos que acompañan a este artículo. Desde hacía algún tiempo tenía ganas de ir dando un salto mayor en calidad en cuanto a mi zapatero se refiere. Y no es que considere que los zapatos que lo forman sean malos, para nada, sin embargo, poco a poco te vas dando cuenta de que existen mejores construcciones, mejores pieles, mejores acabados, mejores hormas… Y acabas por sucumbir a los encantos de esa nueva gama.

Soy de los que prefiere recurrir a un encargo antes que adquirir un producto premium de marca, por muy reconocida que sea esta. ¡Qué le voy hacer! Para mí es más importante el poder personalizar y conocer el proceso de primera mano -incluso disfrutarlo- que dejarme llevar por la solvencia y garantías que parecen ser inherentes a ciertas marcas -y que no pongo en duda en absoluto-. Si es cierto que esto de “crear” un modelo para ti tiene sus riesgos, pues al comprar un producto de colección estás viendo en todo momento su forma, diseño y acabado, y en un producto MTO todo eso inicialmente tienes que imaginártelo. De ahí que muchos tendamos en un primer momento a tratar de copiar otros modelos ya conocidos, o elementos de este, quizás por facilitar a nuestra mente el proceso de imaginación.

Pero esa incertidumbre de no terminar de saber cómo será el resultado final es, para mí, una de las cosas que lo hacen especial, sin lugar a dudas.

Este zapato de Enrile nació bajo unas premisas claras. Se buscaba un calzado de horma cómoda, puntera y diseño redondeado, y de estilo polivalente y combinable. Y el resultado no ha podido ser mejor.

Aprovechando mi regreso de Marbella de las jornadas con Lexus que ya os conté la semana pasada, decidí parar por Sevilla y quedar con Antonio para recoger los zapatos y echar un par de horas juntos, ya que siempre es un placer hablar con él de sector, las novedades y nuestras divagaciones.

En cuanto vi el zapato no me llamó especialmente la atención, lo reconozco. Pero es que ese era el objetivo de todo esto, conseguir un zapato normal y corriente en cuanto a diseño. Algo clásico y muy usable en el día a día, y claro, eso no suele llamar la atención. Así que primer objetivo conseguido.

Uno quizás piensa que si va a desembolsar cierta cantidad de dinero en un producto por encargo, éste debe ser muy especial y diferente. Único en su armario. Y puede llegar a ocurrir que se le desmadre el diseño. Sin embargo, yo soy de los que piensa que este tipo de encargos, realizados a mano y en los que se puede personalizar cada detalle, ya son especiales por naturaleza.

¿Dónde está la diferencia?

Vaya por delante, como el mismo Antonio hace hincapié, que estos zapatos no son a medida sino Made To Order, aunque por el proceso y resultado, y siguiendo la analogía sastrera, yo casi lo equipararía a un proceso Made To Measure. Sin embargo, al menos en mi caso, el calce de estos zapatos ha sido espectacular, como un guante. Algo que recuerdo solo en un par de zapatos en mi vida. Capaz de usarlos sin problema durante un primer día completo.

Yo, que soy de empeine ancho y prominente, he notado por primera vez cierto alivio al no sentir la típica presión que siempre he notado en la cordonera.

Puestos resultan un zapato muy camleónico, ya no sólo en el tono de la propia piel sino en esa polivalencia que buscábamos. Otro objetivo conseguido. Puedes llevarlos con unos vaqueros o chinos sin problema alguno si por ejemplo no los lustras demasiado -o aún haciéndolo- y sin embargo, si les das un poco de brillo consigues un calzado perfecto para un Business casual o incluso para un traje informal en tonos marrones, verdes o grises.

La presentación de los zapatos de Enrile es austera y sencilla, quizás demasiado para el rango de zapato en el que nos encontramos. Esto puede considerarse una cuestión banal, pero a día de hoy el packaging y branding es parte de la experiencia de uso de un producto. Y en este caso no es que sea mala, en absoluto, pero si que creo que no está a la altura de estos grandes zapatos.

Eso sí, incluye una caja de cartón rígida, únicamente serigrafiada con el logo, bolsas individuales para cada zapato y un par de hormas adaptadas para nuestro nuevo calzado.

Como podéis observar, y ya habíamos visto en capítulos anteriores, este zapato se trata de un blucher sencillo, con puntera partida con brogueado un tanto particular basado en pequeños triángulos y no círculos como suele ser habitual. También incorporado en la talonera de una sola pieza. Suela de cuero John Rendembach con costura oculta y poco más que añadir en cuanto a diseño.

Ya sabemos que este zapato se monta y empalmilla completamente a mano, como si de un zapato bespoke se tratase, pero su horma y diseño están basados en modelos estándar que nos ofrece Enrile y sobre los cuales podemos realizar luego cualquier modificación de elementos de diseño, costura, pieles, etc. Esto nos ofrece un servicio muy personalizable y con una relación calidad/precio extraordinaria.

¡Qué más decir!

Como podéis ver tras esta serie de imágenes, no queda mucho más que decir sobre el acabado y detalles de este zapato. Sólo hacer mención a la piel escogida, también en base a conseguir la mayor polivalencia, su superficie con textura le otorga un carácter diferente a estos zapatos y en seguida llama la atención por lo poco habitual. Se trata de una piel crust Calf de tipo micrograno de curtición mixta y teñida por inmersión por el propio Enrile. Eso sí, he notado que es quizás algo delicada con los roces -puede que por su curtición vegetal, aunque esta conclusión es de mi cosecha-, pero en cuanto nutrimos y le damos crema su recuperación es notable, pero sí tengo la sensación de que conforme vaya pasando el tiempo y uso eso hará que la piel evolucione hacia un punto interesante, como debe ser. Ya lo iremos viendo.

Antes de terminar por hoy, y a falta de mostraros detenidamente en qué diferentes contextos se puede mover este modelo de zapatos, os dejo unas últimas fotografías.

¡Buen fin de semana!

5 Comments

  • JL Benítez dice:

    Buen post. Interesante, didáctico, muy bien ilustrado. No solo este, sino toda la serie relacionada con Enrile y estos zapatos. Hay www especializadas en calzado que no explican ni la mitad de bien el proceso de diseño y elaboración de unos zapatos artesanos. Gracias y enhorabuena. (Tan solo no entiendo por qué hay que referirse a esto con el anglicismo MTO, cuando puede decirse sencillamente “por encargo”. Personalmente, me parece ridículo ese hábito de referirse a algo en inglés pretendiendo hacerlo más sofisticado, cuando han tenido un nombre español sencillo y preciso toda la vida. ¿No dicen los gurús de la elegancia que la sencillez es uno de sus atributos?).

    ¿Podrías decir el precio de estos zapatos, por favor?

    Gracias.

    • Muy agradecido por tus palabras.

      En efecto da rabia que con una lengua tan completa y rica como es el castellano no hagamos uso de términos concretos. El problema es que ellos han sabido hacer uso de las siglas y matices de cada definición y concepto, y hoy día cada uno de ellos suele tener un contexto que dice más que el propio nombre en sí.

      El precio de estos zapatos exactos no lo recuerdo, pero creo recordar que estaban entre los 500 y 600 euros.

      Un saludo
      Salvador G.

      • José L. Benítez dice:

        Pues tanto me gustó esta serie de artículos sobre Enrile, como te dije en su momento, que hasta que no fui a conocer la zapatería de Antonio y encargarle un par de noruegos en anca de potro marrón oscuro (y un cinturón, y un tarjetero) no me he quedado tranquilo. Hace ya tiempo del encargo, así que seguramente pronto empezaré a recibir las fotos de Antonio sobre el proceso de su elaboración. Actualmente se hacen zapatos realmente buenos en algunas fábricas, en las que parte del proceso de fabricación es también manual. Algunas de ellas las tenemos en España. Sin embargo, la experiencia de encargar justo los zapatos que quieres, participar de algún modo en su elaboración y, luego, disfrutar a diario finalmente unos zapatos realmente artesanos es, sencillamente, “otra cosa”. Si los hace alguien que de verdad es un maestro en ello, claro, pues lo artesano no tiene por qué ser necesariamente de buena calidad. Nada más hablar con Antonio y contemplar las muestras de su trabajo en su zapatería sabes que la inversión merecerá la pena. Así que gracias de nuevo por darme a conocer este sitio, del que no tenía ni idea a pesar de que vivo a un paseo.

        Saludos.

        José L. Benítez

  • José L. Benítez dice:

    Muchas gracias por tu respuesta, Salvador. Hasta hoy no la he visto.

    Tanto me interesó tu serie de artículos sobre Enrile que hasta que no he ido a conocerlo y encargarle un par de zapatos no me he quedado tranquilo. Realmente es una experiencia comprar unos zapatos en el taller de Antonio. Actualmente hay marcas que elaboran zapatos realmente buenos y elegantes en sus fábricas (en España tenemos varias de ellas), pero esto sencillamente es “otra cosa”. Creo que no falta mucho para que me toque el turno, así que es probable que pronto empiece a recibir sus fotos del proceso de elaboración del par que le he encargado.

    Por cierto, con respecto a mi señalamiento del uso de anglicismos innecesarios, releyendo mi primer comentario a este artículo acabo de darme cuenta de que lo empecé escribiendo “Buen post”… Por la boca muere el pez. 😀

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